El zancadas, el taxista que nos la chupaba y los límites de la borrachera...
Acabaron los exámenes para todos, menos para el Remon. Se perdió un gran fin de semana, por lo menos a mi juicio. Ansiaba que llegara el día 10 de febrero para poder borrar todo lo que había aprendido con ahínco tres semanas antes. El viernes comenzamos la fiesta a las sais de la tarde. Sólo estábamos cuatro, y delante de nosotros, una gran poza. El objetivo era acabársela. Como podéis suponer, ese objetivo se cumplió. Los resultados fueron gigantescos. El estado de embriaguez era desorbitado, y nuestros cuerpos no obedecían ya a nuestra mente, pues ésta estaba...¡Qué digo! El alcohol actuaba por nosotros. Hablamos(rallamos) a mucha gente, y la verdad es que no me acuerdo de mucho más. El sábado, después de repetir ingestas industriales y pillarnos un pedo del carajo, fue... tengo muchas lagunas que espero resolver, cual puzzle. Un gran punto del sábado, el descubrimiento de un nuevo ser que seguro que ronda nuestras mentes en un tiempo largo como ya lo fue el Arcángel Miguel, el Arturol o el chancletas: El Zancadas. Poco a poco os lo iremos describiendo... y eso ke no me apetece escribir más, tengo hambre y me voy a ir a cenar.
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